viernes, 14 de febrero de 2014

Receta erótica para la noche de San Valentín




Hoy, Día de San Valentín, que no está enterrado en la catedral de Almería -como intentaron convencernos algunos personajes de los años 60-, merece la pena condimentar un plato erótico para tu pareja si la comida del mediodía ha sido insípida y sin siesta ¡Y qué mejor que unas "Habas a la Ajedrea..!

Ingredientes:

- 1 kilos de habas tiernas
- 1 ramillete de ajedrea silvestre
- 60 gramos de mantequilla cortada a trocitos
- Más ajedrea silvestre picada
- Opcional: trocitos de jamón "pata negra"

Elaboración:
Se cuecen las habas en agua hirviendo con el ramillete de la ajedrea. Una vez tiernas se escurren y se retira el ramillete de ajedrea, Se saltean al fuego vivo para que pierdan la humedad. Una vez fuera del fuego se mezclan con cuidado con la mantequilla para no romper las habas. Sería el momento -si se quiere- de añadir trocitos de jamón "pata negra". Se sirven en una fuente previamente calentada y aderezadas con la ajedrea picada.

COMENTARIO:

Me contó un día mi amigo y compañero Manolo Vázquez Montalbán (que en Gloria esté), que la ajedrea es la menos común de las hierbas aromáticas y que, en muchos platos, sustituye a la menta, que es la especia tópicamente inseparable de las habas en la cultura mediterránea. Le hice caso y he preparado esta receta con resultados sorprendentes. La ajedrea, como el estragón, procede de la Europa Oriental y tiene reconocidas propiedades estomacales, es decir, ayuda a digerir, aunque su sabor es inquietante y misterioso, y no suele gustar a paladares simplistas.
Este plato de urgencia reúne dos productos -habas y ajedrea- que excitan doblemente la sangre en todas las puntas del cuerpo. Hay platos de habas, como las estofadas, que son obviamente afrodisíacos, pero también los hay que lo son directamente, como esos cuerpos difíciles de ver bajo vestidos holgados. La asociación sexual del haba le viene de la vaina y de la grosería de nuestros ancestros, empeñados en humanizar el mensaje sexual de las formas de la naturaleza. Los antiguos decían que los dioses había llenado la naturaleza de mensajes criptofálicos; y el haba era uno de ellos. El plato que os recomiendo requiere habas tempranas que, este año -según mi entrañable Juan José Romero- están saliendo magníficas; de lo contrario, puede convertirse el resultado de la receta en puro pienso.
Las habas tempranas tienen regusto; es decir, un doble sabor o un sabor y su sombra. Abren el espíritu y propician cordialidades iniciales. Por ejemplo: aquel que haya comido un plato de habas a la ajedrea tendrá la urgente necesidad de que el más hermoso o hermosa de los otros comensales se le siente en las rodillas. Y, por ahí se empieza...

Como siempre, os ruego que me hagáis llegar el resultado erótico de la receta con pelos y señales...

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